¿Uniforme o no uniforme en los centros educativos?

Consideramos que el hecho de haber llevado alguna vez un uniforme (da igual de qué tipo) nos dice que no es una prenda cualquiera. El uniforme produce en la persona ciertos sentimientos y comportamientos en la persona que lo viste y en aquellos que lo ven desde fuera. Puede producir rechazo, admiración, disciplina, seguridad y falta de iniciativa entre otros dependiendo de la percepción del observador. De todos modos tenemos claro que los uniformes nunca pasan desapercibidos en nuestra sociedad. Es verdad que el uniforme es ropa, pero es una ropa con personalidad propia. ¿Es la gente la que lleva uniforme o es el uniforme el que lleva a la gente? No es una pregunta tan descabellada.

El hecho de llevar uniforme en los centros educativos se dijo que surgió debido a la Iglesia y su finalidad era establecer una única indumentaria para los alumnos, donde se fomente la humildad en los niños y no hacer distinciones entre ellos por la variedad o calidad de sus ropas, para evitar así las posibles diferencias de la capacidad económica de cada familia. Su uso no se a generalizado en las aulas españolas, se suelen ver en centros privados.

En definitiva, pensamos que el uso del uniforme en los centros educativos tiene sus cosas positivas y sus cosas negativas y, por lo tanto, es cuestión de como lo vea cada familia. El uniforme lo que mayormente favorece es que no halla distinción entre los alumnos y que todos lleven la misma ropa para no favorecer la grupalidad en clase debido a cómo viste cada uno y si viste de marca o no. Pero llevar uniforme también tiene sus cosas malas como es el hecho de que suelen costar bastante dinero y para nada es barato, la cual las familias no se pueden permitir. Otras personas piensan que la mejor solución es que los niños lleven un uniforme agradable a la vista y sobretodo que sea asequible económicamente para todos, donde desde chicos se les imparta que todos somos iguales; eso sí, el hecho de llevarlo lo veríamos correcto hasta empezar secundaria donde los niños deben ser autónomos en ese sentido.